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ADRIANO Y LA CONSTRUCCIÓN DE GOBIERNO ITINERANTEa125
Sin embargo, existía una nueva dificultad. Si bien es verdad que el viaje
era un instrumento capital del nuevo gobierno, la movilidad constante de la
corte no sólo podía dificultar el encuentro entre el emperador y los súbditos,
sino que también obligaba a transformar los servicios administrativos para
alimentar la comunicación con aquel poder en movimiento.
6. Un gobierno en movimiento
Una de las primeras consecuencias prácticas de concebir el reinado como
un tiempo de viaje constante es que el emperador se vio obligado a promul-
gar sus edictos, a recibir embajadas, a enviar sus cartas, a contestar las peti-
ciones recibidas bajo el formato de libelli, a enviar sus mandata a gobernado-
res y generales, a dar las instrucciones a sus procuradores, a dictar justicia y
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a dirigirse al senado desde cualquier lugar del imperio .
Una de las primeras cartas de Adriano, la dirigida a los neoi de Pérgamo,
ya incluye el lugar de emisión: πρὸ Γ’ Ἰδῶν Νοεμβρ. ἀπὸ Ἰουλιοπόλεως
(«tres días antes del Idus de Noviembre, desde Juliópolis»). Esta era una pe-
queña ciudad entre las provincias de Asia y el Ponto-Bitinia que, sin embar-
go, tenía una función esencial como nudo de comunicaciones entre Europa y
la frontera del Éufrates. Desde Laodicea del Lico Adriano envió una carta a
la isla de Astipalea en el año 129. Los delfios recibieron una carta enviada
desde Italia, pero no desde Roma, sino desde la Villa Tiburtina, [πρὸ ... ω]ν
Σεπτεμβ[ρί|ων ἀπὸ οἰκίας Τιβου]ρτείνης. Valor singular tienen las tres cartas
del año 127 enviadas a la refundada ciudad de Stratonicea, que había recibi-
do también el nombre de Hadrianópolis. Las cartas se enviaron entre fines de
abril y mediados de mayo desde Roma. A estas habría que añadir la dirigida
al sínodo de los atletas de Heracles en el año 134, también enviada desde
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Roma . Durante su viaje a Egipto, sabemos, gracias a una de las cartas en-
viadas a Hierápolis de Frigia, que Adriano hizo alto en Jerusalén, antes de
que se transformara en Aelia Capitolina. Desde allí emitió la carta y la fechó.
La ruptura de la piedra impide conocer la fecha exacta de emisión, pero sí, el
lugar: ἐν Ἱεροσολύμ[οις]. El texto parece presentar una anomalía gramatical:
el lugar de emisión de las cartas se expresaba en griego a través de la prepo-
sición ἀπὸ seguida de un genitivo, lo que no ocurre aquí. Habrá que suponer
que en la parte perdida del texto sí aparecía esa fórmula, quizás para indicar
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el campamento legionario: [ἀπὸ στρατοπέδω]ν ἐν Ἱεροσολύμ[οις] . Cual-
35 TUORI, 2016, p. 197-240.
36 OLIVER, 1989, n. 57, 68, 74b, 79-81, 86.
37 SEG LV.1416; AE 2004, n. 1423.