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116aJUAN MANUEL CORTÉS COPETE

                           que no abandonara el cuartel y retrasara su vuelta a Roma. Ante los rumores
                           insidiosos y los temores del nuevo emperador, utilizó dos argumentos para
                           convencer a Cómodo:


                             τῶν μὲν γὰρ ἐκεῖσε καὶ ὕστερον ἐπὶ πλεῖστον αἰῶνα ἀπολαύσεις, ἐκεῖ τε ἡ
                             Ῥώμη ὅπου ποτ ἂν ὁ βασιλεὺς ᾖ.
                                          ̓
                             Gozarás de los placeres de la ciudad después, durante el resto de tu vida, y,
                                                                           4
                             además, donde el emperador se encuentre, allí está Roma .
                             Esta última fórmula podría parecer simplemente un recurso retórico con
                           el que Pompeyano adornó su discurso, quizás con la esperanza de influir de-
                           cisivamente  sobre  la  voluntad  de  Cómodo.  Sin  embargo,  la  fórmula  de
                           «donde el emperador se encuentre, allí está Roma» es más que un mero so-
                           fisma. Los propios acontecimientos que habían permitido a Cómodo hacerse
                           con las riendas del imperio así lo demostraron. Para suceder a Marco, Có-
                           modo había tenido que salir de Roma. El hallazgo literario de Pompeyano
                           sintetiza una de las revoluciones políticas silenciosas más importantes de la
                           historia romana. El poder de Roma había culminado su proceso de sublima-
                           ción para despegarse definitivamente del territorio como un componente im-
                           prescindible  e  irrenunciable  de  su  propia  esencia.  El  poder  imperial  había
                           adquirido el don de la extraterritorialidad.
                             A lo largo del s. II d.C. el poder imperial fue rompiendo su estrecho vín-
                           culo con el solar de Roma y pudo ejercerse con plena legitimidad en cual-
                           quier lugar del Imperio. A lo largo del siglo II d.C. el poder de Roma pudo
                           ser ejercido extra Urbem. Todo había empezado unos setenta años antes de
                           que Cómodo llegara al trono. El gobierno de Adriano, el emperador viajero,
                           es, sin duda, un hito central de esta radical transformación del poder romano.
                           A estudiar algunos de sus aspectos están destinadas las siguientes páginas.


                           2. Arcana imperii: el poder fuera de Roma


                             Tácito  fue  un  brillante  analista  político,  pero  quizás  no  fuera tan buen
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                           historiador . La obra histórica de Tácito habla más de su presente que del pa-
                           sado  que  trata  de  narrar.  Sus  relatos  históricos  son,  fundamentalmente,  el
                           instrumento para aflorar las claves profundas de su propio tiempo, a las que
                           denominó arcana imperii. El tiempo de Tácito fue una época de profunda
                           transformación política en el Imperio, una metamorfosis que, sin embargo,


                             4  Hdn., 1.6.5; cfr. GALIMBERTI, 2014.
                             5  El juicio de SYME, 1958, p. 362 es aún más severo: «Tacitus was not an historian but a poet».
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